Pocas veces un peinado ha trascendido las paredes de un salón de belleza para convertirse en una obra de arte. El estilista Gonzalo Leonidas convocó a diez jóvenes talentos para que reinterpretaran, a su imagen y semejanza, diversas fotografías de sus estilismos. Los resultados de esta iniciativa se exhiben hasta el 20 de junio en su peluquería, ubicada en el barrio Italia.
Janet Barra / 27 mayo 2014
Fotos: Nicolás Santa María
Como una ‘bola de nieve’ que cae por una ladera y acrecienta su tamaño y velocidad mientras sigue su trayectoria… así surgió esta iniciativa que aúna el trabajo de una peluquería con una decena de jóvenes artistas locales e internacionales. En principio, los esfuerzos estaban enfocados en la campaña publicitaria para el verano de Leonidas Hairdresser -el salón del estilista Gonzalo Leonidas-, que con el paso de los días y los meses se convirtió en una exposición de arte. La muestra se inauguró el pasado 20 de mayo, fecha en que la peluquería cumplió dos años desde su fundación. “Mezclamos nuestros peinados y los retratos de la fotógrafa Rocío Aguirre, y sumamos a los artistas para que los intervinieran (…) Logramos imágenes tan particulares que esperamos que trasciendan más allá de las instantáneas que pensábamos en un principio”, cuenta Gonzalo Leonidas. Y continúa: “Me gustaría transmitir que una peluquería, por muy banal que parezca, no tiene un valor muy distinto al de un pintor, escultor o fotógrafo. Mal que mal, todos intentamos cautivar con nuestras creaciones”. El catálogo de artistas que son parte de esta exposición lo integran Santiago Ascui, Jacinta Besa, Jose Romussi, Matías Santa María, Mila González, Alejandra Vera Matos (desde Perú), Constanza Ragal, Laura Bande, el diseñador gráfico Camilo Huinca y el ilustrador Matthew Neary. “Buscamos que cada uno tuviera un sello marcado para que se notara que aquello que los une es la fotografía”, precisa Rocío Aguirre, una de las gestoras del proyecto y quien realizó los retratos intervenidos.
El peinado como arte
El ajetreo de un salón de belleza comúnmente se relaciona con el rito, para algunos frívolo y superficial, de darle un estilismo novedoso al cabello, ya sea a través de un corte, un tinturado o un peinado. “Hay quienes negarían la artisticidad de la peluquería debido a su carácter efímero, pero esta no es una razón suficiente”, postula José Fernández Arenas en el libro Arte Efímero y Espacio Estético (1988). Lo cierto es que el peluquero es quien, con su destreza y habilidad, transmite a través del arreglo del cabello un mensaje estético.
El punto de partida de esta muestra comenzó con la ejecución creativa de los peinados; moños electrizantes y melenas alborotadas fueron parte de la propuesta. Las instantáneas en blanco y negro fueron inmortalizadas por Rocío Aguirre y se entregaron a cada artista en un formato de 50 x 70 cm para que las reinterpretaran tal como quisieran, con la única condición de que no se perturbara ni un pelo de la melena. “Personalmente no trabajo con personas, entonces para mí esto fue un ‘pie forzado’ muy entretenido. He realizado algunos retratos pero han sido encargos; esta técnica no es parte de mi arte conceptual. Fue muy extraño trabajar con una modelo”, reconoce la artista visual Jacinta Besa. Desde su egreso de la Universidad Católica, en 2007, que esta joven ha desarrollado una técnica de collage, en base a plastilina, que cruza la metodología del modelismo con la pintura puntillista. Sobre su proceso cuenta que fue difícil llegar a la imagen que deseaba, pero curiosamente esta búsqueda se transformó en su mayor aprendizaje: “Fue agradable que me sacaran de aquello que hago todos los días y verificar que algo tan distinto a lo que hago normalmente igual funciona”.
Por el contrario, para Jose Romussi esta intervención se dio con fluidez. Desde 2011 que reside en Berlín, Alemania, y decantó en el bordado de editoriales de moda, un sistema que le permite crear un contraste que revela una imagen completamente nueva a la original. “Me gusta este tipo de fotografía, pues tiene la estética y el espacio que busco, y su belleza me inspira a reinterpretarla”, afirma. Esta misma fuente de creación moviliza a la artista visual Constanza Ragal. “En general trabajo con figuras humanas vinculadas al mundo fashion y uso distintas estrategias para integrar estéticas variadas”, explica Constanza. Sobre esta iniciativa particular confidencia: “En el mundo del arte hay espacio para muchas cosas y qué maravilla que una peluquería, un lugar comercial, tenga la posibilidad de exhibir arte”. El diseñador gráfico Camilo Huinca, ilustrador y pintor autodidacta desde 2013, aceptó la invitación a esta convocatoria entusiasmado por la dimensión de la fotografía. “Lo que me llamó la atención del retrato era que expresaba una situación que carecía de algo. Intenté, a través de lo que yo hago, complementar aquello que hacía falta”, afirma Camilo. Y concluye: “El tema de que sea en una peluquería me parece superinteresante, pero no es algo en lo que me fijé especialmente. Ahora que estoy aquí digo: ‘Igual, qué loco’”.